La madre despide a su hijo y a su esposo en la puerta del autobús. Las últimas palabras se las dedica a su hijo de unos seis años:
-¡Que no me entere yo que te has portado mal!
Son los últimos en subir. La puerta del autobús suena como el fuelle de un cierre al vacío. La madre mueve la mano en señal de despedida desde el andén. El niño sonríe malicioso y ya corre por el pasillo del autobús delante de su padre.
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