Ha anochecido, llueve y subo a un autobús en Andoain (Guipúzcoa). Viajamos cuatro gatos (dos de pie) y los cuerpos ausentes dejan ver la tapicería presente en los asientos libres: ¿un salto en el tiempo?, ¿un remedo de vidrieras?, ¿manías de observador primaveral?, ¿un pulgar en alto? (rojo en el asiento de la derecha)... A veces da no sé qué sentarse.
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