jueves, agosto 10, 2017

Quayrat (3 060)

La luna asoma por el Quayrat al anochecer del 4 de agosto. Fotografía de Patxi.
El 4 de agosto (2017)Patxi y yo subimos al Quayrat desde el refugio de Espingo.

Confieso que en la cima miraba sin empacho Perdiguero, Crabioules, Gourgs Blancs, Gourdon... No sólo eso, ya preparaba mentalmente el ascenso futuro a Hourgade y Lézat. No sé si esa actitud en la montaña es un rasgo de vasquidad, una especie de hambre genética trasladada a las cumbres. Ya se sabe que el vasco es un tipo que, sentado a la mesa de un banquete magnífico, evoca emocionado comidas pasadas y se relame con la posibilidad de las futuras.
En Espingo cenamos sopa de alubias (espesa) con bis, carne guisada con añadidura de arroz, buen queso y natilla (el cuenco no merecía el plural).

Algunos hitos de la jornada pirenaica.

Caminamos asombrados en la primera parte del ascenso, senda en la hierba ante el circo de Espingo (Tusse de Montarqué, Spijeoles...). Miramos de refilón la ruta al Spijeoles. 
Obstáculo de las gradas de granito.
Chimenea previa al corredor que conduce al collado. El "chimeneómetro" no llegaba a II.
Fotógrafo cazador en la cima.
Presa fotografiada en la cima. Autor: Patxi.
Descenso cómodo, con apoyos, previo al collado. En compañía de Javier. Fotografía de Patxi.
Collado de Quayrat, lagos de Saussat, Espingo y Oô a la vista. El refugio queda para la búsqueda de las miradas mejor entrenadas. Fotografía de Patxi.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Tenemos añoranza no solo del pasado, sino también del futuro.

Zorionak. Qué gran e imponente montaña.

Iñaki