Podemos culpar a Walt Disney con sus hipopótamos bailarines o a Gayla Peevey por su villancico
I Want a Hippopotamus for Christmas (
Quiero un hipopótamo por Navidad), o a los dibujos animados de Peter Potamus (Pepe-Pótamo en España) o a los fabricantes de peluches de la imagen tierna que tenemos de los hipopótamos. Pero habría que empezar por cambiar de nombre a estos bicharracos...
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